lunes, 2 de febrero de 2015

Nuestra amienemiga Gertru

Como en todo deporte o disciplina hay dias grises en los que nada te sale de la forma que tu quieres y todo se te enrevesa, o se te ocurre la mala idea de ponerte a pensar todos los inconvenientes de ese deporte.
En nuestro caso de esos dias vamos apuntando en nuestra lista, "Razones por las que no debes apuntar a tu hija a sincronizada", todo lo que nos pasa, estas son algunas de ellas:

●El agua está fría al principio del entreno y después de todo ese rato ni te cuento.

●Para montar una coreografía tienes que haber repetido y oído por lo menos 8.357 veces cada trozo de la música a todo volumen, con lo que al cabo de unas horas tu cabeza parece más bien una olla a presión a punto de estallar. (Si alguna vez conoces a un nadador o waterpolista, con quien a menudo compartimos piscina, pregúntale que opina sobre las músicas de sincro).

● Al estar en un medio acuático no puedes descansar nunca a no ser que “te cojas a la pared” como decimos nosotras. Cogerte a la pared significa nadar hasta el bordillo de la piscina.

● Aguantar la respiración cuando tu músculo está sin oxígeno es un ejercicio mentalmente durísimo.

●Vístete y desvístete constantemente sin tregua.

●Uno de los momentos míticos e inexplicables es cuando miras el reloj pensando que ha pasado una hora y en realidad han pasado 12 minutos.

●Tienes que estar muy alerta y nunca creerte las típicas estafas de “ésta es la última” o “cuanto antes empecemos antes acabaremos”.

Obviamente ningún deporte de élite es fácil, pero al final te das cuenta de que no puedes vivir sin la adrenalina de competir, la ambición de mejorar, la necesidad de superarte a ti mismo y a tu rival... Además ¡ésta era la lista de las cosas negativas! Sin las cosas buenas sería imposible continuar.

El tema es que cuando tenemos el típico día negro, donde parece que te persigue toda esta energía negativa, decimos que nos ha venido a visitar nuestra amiga “Gertru” : una presencia horrible que se mete en tu cabeza e intenta sabotearte el entreno para que te salga todo mal y sigas recreándote en tu propia miseria.
PD: si alguien que esté leyendo ahora mismo este blog se llama Gertrudis que sepa que no tenemos nada en contra suyo.

Durante sus visitas, Gertru nos obliga a enumerar ésta larga lista de cosas desagradables de nuestro deporte juntamente con “no puedo más”, “estoy cansada”, “no me sale” y otros grandes clásicos. Pero llega un punto en el que dices: hasta aquí hemos llegado. Entonces con la ayuda de tus compañeras o de tu propia fuerza de voluntad, sacas a la luz tus armas de destrucción masiva y envías a Gertru bien lejos, con lo que al final casi sin darte cuenta ¡tus propias debilidades te han ayudado a mejorar!
Obviamente por encima de estos pensamientos negativos que enumerábamos, las cosas buenas decantan la balanza con mucha diferencia y en el momento que no sea así habrá llegado el día de planteárnoslo y colgar definitivamente el bañador.

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